Estaba sentado sobre la rama de un árbol, con los ojos cerrados, descansando tranquilamente cuando de pronto escucho una voz conocida debajo mío. Entreabro apenas un ojo para comprobar si no me quivoco; y efectivamente, es Naru-chan a quién escuché.
-No le eches la culpa al día- exclamo, haciéndole notar mi presencia, sintiendo ahora su vista fija en mí- Eres tú quien está aburrido, y porque quieres ya que puedes hacer lo que sea para divertirte, solo depende de tí.